Control de pes

Oriol Mercadé és psicòleg a la unitat de salut i obesitat de la Clínica Londres .

La obesidad no es una enfermedad psicológica, sino que constituye una condición física que viene acompañada de numerosas consecuencias negativas para la salud.

Los factores ambientales juegan un papel crucial en nuestro control de la conducta alimentaria; como ambiente entendemos el medio en el que vivimos y en el que nos hemos educado. Tendemos a repetir las pautas de alimentación que hemos visto en la infancia (de hecho, las primeras preferencias alimentarias las establecemos en el vientre materno), y las de las personas que nos rodean. Si nuestros padres tenían una alimentación equilibrada, para nosotros comer de ese modo será “lo normal”; si la alimentación de éstos no lo era, tendremos que luchar contra esas ideas para cambiarlas. Al igual que sucede con los gustos, también sucede con los hábitos: velocidad con la que comemos, horario, lugares, cantidad de comida, etc. Lo que hemos vivido nos condiciona, y hace que cada uno consideremos “lo normal” de un modo particular. 

Existen también diversos factores psicológicos que influyen en el desarrollo y mantenimiento de la obesidad.

  • Estado afectivo: Estar más o menos nerviosos, alegres, optimistas, pesimistas, etc. influye en cómo comemos y en si vamos a ser fieles al plan de alimentación que nos hemos propuesto. La conducta alimentaria es una conducta muy protegida por la evolución y por ello resulta sumamente placentera y reforzante para las personas. Si no fuera así, nos habríamos extinguido hace miles de años. ¿Sabías que la comida actúa sobre las mismas regiones cerebrales del placer que el sexo o las drogas?
  • Los pensamientos pueden ser nuestros aliados, o pueden jugar en nuestra contra haciéndonos más complicado conseguir nuestros objetivos. La buena noticia es que mediante la reflexión y el análisis podemos separar aquellos pensamientos que nos ayudan de los que no lo hacen para así poder potenciar los primeros y corregir los dañinos.

Muchas veces comemos rápida o distraídamente porque sentimos que tenemos otras cosas que hacer y no podemos “perder tiempo”, de modo que mientras comemos aprovechamos de ver televisión, revisar el teléfono, trabajar en el computador o simplemente con la mente en otra parte.
Un ejemplo típico es cuando estamos comiendo mirando una película o trabajando y de pronto tratamos de agarrar una galleta más o un trozo de lo que fuera y sólo ahí nos damos cuenta que nos hemos comido todo sin notarlo. 

Por ello recientemente han surgido movimientos  como la “alimentación consciente” como método para recuperar el proceso de alimentación con todo lo que ello significa:

  • recuperar la importancia de nutrirnos e ingerir alimentos saludables (orgánicos, locales, nutritivos)
  • moderación, del rito de comer (ya sea solo o junto con otros sean compañeros, amistades, familia, etc.)
  • disfrutar plenamente lo que comemos o bebemos.

Por ello he preparado unos audios para practicar estas técnica. Espero que te gusten y si quieres hacer una valoración o dejar una reseña siempre es de buen recibo: Valorar

1.Los 7 tipos de hambre. 12:01

Para hacer este ejercicio necesitare que antes selecciones 4 uvas para comer, o algun derivado (4 lacasitos…). Vas a aprender a comer tranquilo, sin impulsividad, difrutando de la comida , saborandolo y eso hará que te quedes satisfecho a tiempo sin pasarte de cantidades. El ejercicio de la uva pasa es una práctica de comer consciente que involucra todos los sentidos y promueve una relación más saludable con la comida. 

2. Alimentación consciente: 17:28

Después de la práctica d ela uva pasa, este audio te ayudará a arraigar con fuerza este nuevo hábito de comer con plena consciencia. La alimentación consciente, también conocida como “mindful eating”, es una práctica que fomenta la atención plena durante las comidas. Consiste en prestar atención deliberada a cada aspecto del acto de comer, desde la selección de los alimentos hasta la experiencia sensorial de saborearlos. Al practicar la alimentación consciente, uno se enfoca en las señales internas de hambre y saciedad, evitando comer de manera automática o emocional. 

3. Erradicando el hambre emocional: 17:46

El hambre emocional es una forma de alimentación no relacionada con las necesidades físicas de nutrición, sino más bien con las emociones. Se caracteriza por el impulso de comer como respuesta a estados emocionales, como el estrés, la ansiedad, la tristeza o el aburrimiento, en lugar de una verdadera sensación de hambre física. Las personas que experimentan hambre emocional a menudo buscan confort o distracción a través de la comida, consumiendo alimentos altos en calorías, grasas y azúcares. 

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