En Altrendiment incorporamos el Biofeedback y la Realidad Virtual para tratar las fobias.
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Entrevista para agencia EFE:
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Las fobias específicas son un tipo de trastorno de ansiedad, en el cual una persona puede sentirse extremadamente ansiosa o tener un ataque de pánico cuando es expuesta al objeto del miedo.
Éstas son uno de los trastornos psiquiátricos más comunes, ya que una de cada 23 personas en el mundo sufre de alguna fobia, 11.2 millones de estadunidenses padece de fobia social, un miedo persistente e irracional ante situaciones que puedan involucrar el escrutinio y juzgamiento por otros, tales como fiestas y otros eventos sociales.
Las fobias comienzan a desarrollarse en promedio a los 13 años y se dice que las mujeres son dos veces más propensas que los hombres a sufrir fobias.
La fobia, como consecuencia de un miedo aparentemente consciente acompañado de un componente ansioso, puede expresarse de muchos modos. Existen tantas fobias como personas, ya que cada individuo puede desarrollar una fobia a cualquier cosa, aunque se describen con frecuencia algunos tipos más habituales como:

  • Sangre, inyecciones y otros procedimientos médicos.
  • Ciertos animales (perros, serpientes, arañas…).
  • Espacios cerrados. Claustrofobia
    • Nos podemos encontrar en un ascensor, mas grande o de reducidas dimensiones, entrar en el metro, podemos poner que este lleno o vacio, entrar en habitaciones pequeñas, o haciendo una prueba de Resonancia Magnética
  • Lugares públicos.
  • Volar.
  • Lugares altos.
  • Tormentas.

A cada uno se le asigna un nombre científico. A continuación algunos ejemplos: acrofobia (miedo a la altura), agorafobia (miedo a los espacios abiertos), algofobia (miedo al dolor) androfobia (miedo a los hombres), antropofobia (miedo a la gente),autofobia (miedo a estar solo) aracnofobia (miedo a las arañas) batofobia (miedo a la profundidad), catagelofobia (miedo al ridículo), claustrofobia (miedo a los espacios cerrados), cinofobia (miedo a los perros), demofobia (miedo a las multitudes), eritrifobia (miedo al color rojo), entomofobia (miedo a los insectos), ginofobia (miedo a las mujeres), hidrofobia (miedo al agua), hodofobia (miedo a los viajes), iofobia (miedo a los venenos), misofobia (miedo a las inmundicias), nictofobia (miedo a la oscuridad), patofobia (miedo a la enfermedad),tanatofobia (miedo a la muerte), traumatofobia (miedo a los accidentes), zoofobia (miedo a los animales), hipnofobia (miedo al sueño), pedofobia (miedo a los niños).


 
La Realidad Virtual es la manera más sencilla y eficaz de ofrecer las mejores terapias a pacientes con fobias específicas, ya que nos permite monitorizar la ansiedad del  paciente a tiempo real con Biofeedback cuando interactúa en entornos que le producen sus miedos, reduciendo los costes económicos y logísticos de la terapia de exposición real y mejorando la eficacia respecto la exposición imaginada.
Protocolo de trabajo:
Sesión 1: Psico-educación (entrega del dosier)

  • Se ofrece información sobre la fobia (origen, mantenimiento y respuesta de ansiedad
  • Se presentan las técnicas de tratamiento que se utilizarán a lo largo del protocolo.
  • Elaboración de una jerarquía de exposición.

Tareas para casa: Práctica diaria de técnicas y completar el autorregistro asociado ante Autoexposición a estímulos asociados a la situación temida.
Sesión 2; RV+ Relajación muscular progresiva

  • Se introduce el uso de la técnica de relajación muscular progresiva de Jacobson.
  • Familiarización con el entorno: Desensibilización sistemática

Sesión 3 y 4 : RV+ Reestructuración cognitiva

  • A partir de la cuarta sesión se inicia la exposición gradual y sistemática a los ambientes virtuales.

Sesión 5: Prevención de recaídas

  • Se evalúa el proceso terapéutico y se programan futuras tareas de autoexposición y sesiones de refuerzo.
  • Gestión y prevención de recaídas futuras.

Fobias que se trabajan;

  • Belonefobia; miedo a las agujas;
  • Aerofobia; miedo a volar.
  • Acrofobia: miedo a las alturas.
  • Claustrofobia: Miedo a los espacios reducidos.
  • Agorafobia : Miedo a estar en espacios abiertos o de difícil salida.
  • Glosofobia; Miedo a hablar en público.
  • Amaxofobia; Miedo a Conducir
  • Miedo a los Animales y Entomofobia; miedo a los insectos

 

  • Belonefobia; Fobia a las agujas.

Escenas; Hospital en el cual una enfermera va a realizar una extracción.
La Fobia a la Sangre es clasificada, en los actuales sistemas diagnósticos de los trastornos mentales, como una fobia específica de tipo Sangre/Inyecciones/Heridas (SIH). Un cierto miedo a la sangre es habitual y, de hecho, se considera que el número de personas con este temor puede llegar a superar la barrera del 10%. Ahora bien, estudios recientes apuntan que el 2-3% de la población puede considerarse como fóbica a la SIH.
Estos datos son importantes, no solamente por su prevalencia, sino por las consecuencias negativas que puede tener la fobia a la sangre sobre la calidad de vida de las personas que la padecen. Se trata de personas que suelen evitar intervenciones médicas importantes para su salud o embarazos, dejar de lado sus estudios (por ej.: medicina, enfermería), no visitar a familiares hospitalizados y un largo etcétera.
La Fobia a la Sangre, a diferencia del resto de fobias, se caracteriza por una respuesta de ansiedad bifásica. Es decir, si bien durante los primeros segundos de exposición al estímulo temido se produce una elevada activación fisiológica (taquicardia, palpitaciones, sudoración, etc.), a continuación se produce un rápido descenso de la misma (cae la presión sanguínea, el ritmo cardíaco se puede situar entre 35-40 pulsaciones por minuto, etc). Ello puede llevar al mareo, palidez, náuseas y, en ocasiones, terminar en desfallecimiento.
Además del temor al desmayo, entre los miedos más habituales se encuentran: posibilidad de llegar a perder el control, tener un ataque de pánico, temor a hacer el ridículo, o miedo a que se rompa la aguja y se quede dentro del cuerpo. También es común la sensación de asco y repugnancia al ver estímulos relacionados con la sangre.
En relación al tratamiento de la fobia a la sangre no suele recomendarse el uso de técnicas de relajación durante la exposición a la situación temida (aunque son útiles durante la primera fase de la respuesta difásica). Por el contrario, con el objetivo de compensar la disminución de la activación fisiológica y prevenir el desmayo, se considera más adecuado utilizar técnicas de Tensión Aplicada .
Durante los últimos años, la Realidad Virtual (RV) ha venido mostrando una gran eficacia clínica para el tratamiento de las fobias específicas. Estas tecnologías ofrecen el contexto ideal donde representar, de una forma controlada y segura, las situaciones temidas el paciente. En el caso de la fobia a la sangre, por ejemplo, permiten hacer un análisis de sangre en cualquier día del año, sin pedir cita previa, pudiendo manipular los parámetros que se estime oportunos y sin salir de la propia consulta.

  1. Aerofobia; Miedo a volar:

 Escenas : La casa del paciente.  Trayecto en taxi hacia el aeropuerto.  Puerta de embarque . El Vuelo
La fobia a volar está clasificada, en los actuales sistemas diagnósticos de los trastornos mentales, como una fobia específica de tipo situacional. Se trata de un miedo intenso y persistente considerado como excesivo o irracional y que suele desencadenarse por la anticipación o el hecho de tener que enfrentarse a una situación de vuelo.
En la actualidad, la fobia a volar está muy extendida entre la población, que puede experimentar desde una ligera incomodidad en el momento de volar, hasta auténtico terror ante la idea de montarse en un avión, lo que imposibilita realizar este tipo de viaje. De hecho, según recientes datos americanos un 10% de la gente presenta un miedo intenso a volar y evita hacerlo, mientras que cerca de un 15% vuela con considerable malestar; los que tienen fobia pueden representar el 2,6 a 3,5% de la población adulta.
Entre los miedos más habituales se encuentran la posibilidad de sufrir un accidente (y, por tanto, llegar a morir), la sensación de estar encerrado en un sitio muy pequeño, la inestabilidad del propio avión, la altura a la que se vuela o llegar a perder el control (por ej.: experimentar un ataque de pánico durante el vuelo). Para enfrentarse a esta situación, se suelen adoptar estrategias de defensa y evitación.
Es importante destacar que entre las variables que afectan a la intensidad del miedo se pueden encontrar: tamaño y tipo de avión, aparición de turbulencias, ruidos del avión, las condiciones atmosféricas, momento del día, estación del año, retrasos y razón de los mismos, localización del asiento, momento de despegue y aterrizaje, duración del vuelo, compañía de una persona de confianza y un largo etcétera.
Las técnicas de exposición (combinadas con técnicas tales como la relajación o la reestructuración cognitiva) son las que han mostrado una mayor tasa de éxito en el tratamiento de la fobia a volar. A pesar de ello, en esta fobia es difícil llevar a cabo la exposición sistemática en vivo, tanto por aspectos económicos como por la dificultad de graduar las situaciones, algunas de las cuales dependen de factores ajenos al terapeuta.
En este contexto, la Realidad Virtual se sitúa como una herramienta especialmente adecuada. En primer lugar, la exposición en vivo resulta demasiado compleja y costosa tanto en tiempo como en dinero y esfuerzo, y raramente se puede llevar a cabo una repetición de la exposición. Además, no es posible realizar una exposición graduada en vivo ya que volar es una decisión dicotómica de todo/nada. En estos casos se suele recurrir a la exposición en imaginación aunque este tratamiento puede resultar poco eficaz, ya que se encuentran grandes diferencias en la capacidad de imaginación de los pacientes. En segundo lugar, en la exposición mediante Realidad Virtual el terapeuta puede controlar los diferentes parámetros del vuelo como su duración, las condiciones climáticas, las turbulencias, etc
3-Acrofobia: miedo a las alturas
Escenas: Ático en Nueva York y BarcelonaAscensorAcantilado (video)Puente de tren (video)
La acrofobia, también llamada miedo a las alturas, es una condición que prevalece entre el 3% y el 5% de la población general (Antony, Craske, & Barlow, 1995) y que no necesariamente debe ser patológica. De hecho, sólo implica un problema cuando la respuesta ansiógena es insoportable o cuando produce ataques de pánico, sensación de sofoco, miedo a caer, etc.
El miedo a las alturas se considera natural e incluso adaptativo, ya que la respuesta evitativa podría ser claramente beneficiosa cuando el paciente se encuentra en un entorno de riesgo. Hay diversos factores presentes en el desarrollo y en la conservación de la fobia y Coelho, Waters, Hine y Wallis (2009), en un estudio de revisión, sopesan tanto factores no asociativos —o hereditarios— como factores asociativos —o de condicionamiento— y, de hecho, se tiene presente la multicausalidad, pues no todos los pacientes que sufren este trastorno fóbico lo desarrollaron de manera condicionada. Asimismo, en un estudio longitudinal realizado por Poulton, Davies, Menzies, Langley y Silva (1998), se reveló que aquellos participantes que habían sufrido caídas y lesiones significativas antes de los 9 años tenían una menor respuesta fóbica a las alturas una vez alcanzados los 18 años de edad.
Sin embargo, hay personas que al exponerse a las alturas muestran respuestas de ansiedad muy por encima de lo saludable. En estos casos es esencial tratar al paciente porque muestra un intenso nivel de acrofobia que lo puede llevar a evitar cualquier situación en la que no esté a ras de suelo. La intensidad de la respuesta evitativa depende de las condiciones de cada paciente y de la situación pero, particularmente, es importante comprender cómo se manifiesta a través de un continuum, es decir, una escala de situaciones en las que el paciente está expuesto a unas alturas determinadas que fluctúan entre subir un piso por las escaleras y situar al paciente frente a un precipicio muy elevado. Así podremos analizar la importancia, la repercusión del trastorno y la fase en la que se encuentra.
Es importante mencionar que la realidad virtual es una buena alternativa comparada con las técnicas tradicionales de exposición en el tratamiento de la acrofobia por diversos motivos. En primer lugar, la realidad virtual ofrece al terapeuta un mayor control de las variables de exposición, lo que es muy útil si tenemos en cuenta la dificultad de encontrar un entorno óptimo para tratar esta fobia. En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, se trata de un tratamiento menos costoso en cuanto a logística, tiempo y esfuerzo, ya que la realidad virtual permite modelar la situación y, por tanto, no requiere que el paciente y el terapeuta se desplacen para encontrar los lugares idóneos para una exposición en vivo. Finalmente, debemos tener en cuenta que disminuyen las probabilidades de que el paciente no desee someterse al tratamiento y que la realidad virtual es una terapia, en cuanto a tratamiento, igual de eficiente, como mínimo, que la exposición en vivo (Emmelkamp, & cols; 2002),

  • Claustrofobia: Miedo a los espacios reducidos

Escenas El ascensor grande Ascensor pequeño Habitación Ascensor (video)
La claustrofobia o el miedo a encontrarse en espacios pequeños o habitaciones sin la posibilidad de escapar es una fobia específica prevalente en la sociedad (2-10% de la población general). Corresponde al subtipo de “fobias específicas”, en las que emerge una respuesta de ansiedad intensa o incluso miedo después del contacto con un estímulo específico. Sus factores de riesgo son vastos y están relacionados entre sí, desde la predisposición genética hasta el condicionamiento cognitivo. Este último es especialmente importante en el desarrollo de esta fobia, donde la persona aprende a temer contextos de los que no puede escapar con facilidad o cerrados.
Según la Asociación Americana de Psiquiatría, la claustrofobia es el miedo a encontrarse en un espacio o una situación en los se teme estar encerrado y/o de difícil huida. Los síntomas imitan a los típicos de un ataque de pánico o manifestaciones similares (mareos, caídas, vómito, incomodidades cardíacas, etc). Como consecuencia, la persona trata de evitar este tipo de situaciones limitando su vida cotidiana.
Este miedo está asociado a la percepción del espacio, al proceso cognitivo de evaluar la seguridad y el control sobre éste. Por ejemplo, este miedo tiene un valor adaptativo en el caso de túneles, en el que el movimiento se encuentra limitado y el riesgo de lesiones es elevado. Sin embargo, el problema se produce cuando la persona desarrolla respuestas ansiógenas a contextos en los que siente que no puede escapar, aun cuando no existe ningún riesgo real.
Normalmente, se inicia con una sensación de ansiedad o sofoco en una situación determinada en un espacio cerrado. Posteriormente, para evitar otra crisis, el paciente claustrofóbico deja de asistir al lugar en cuestión. Como consecuencia del miedo de experimentar la situación de nuevo, aparece una respuesta ansiosa por la posibilidad de exponerse a otro ataque. Debido a de este proceso, el paciente termina aprendiendo que, si se encuentra en un lugar cerrado o del que no pueda escapar, sufrirá un ataque de pánico y, por consiguiente, intentará evitarlo (Price, 2011).
Finalmente, es importante mencionar que la realidad virtual es una buena alternativa a las técnicas tradicionales usadas en el tratamiento de la claustrofobia. A diferencia de la exposición en vivo, la realidad virtual permite la estandarización y el control sobre los parámetros de las sesiones de exposición. Asimismo, es particularmente útil para repetir la exposición a las situaciones temidas las veces que sea necesario. Además, previene ataques de pánico y, así, disminuye el riesgo de reforzar el miedo ya existente.
 

  • Agorafobia : Miedo a estar en espacios abiertos o de difícil salida.

Escenas : La plaza ; El Metro ;La Calle (video)
Según la American Psychiatric Association, la agorafobia se define como el miedo a estar en lugares o situaciones de los cuales pueda ser difícil o embarazoso escapar o en que pueda no disponerse de ayuda en caso de tener un ataque de pánico o síntomas similares (mareo, caída, vómito, molestias cardíacas…).
Como consecuencia, la persona puede evitar las situaciones temidas, soportarlas con gran ansiedad o necesitar de la compañía de otras personas. Suele empezar con una crisis de angustia ante una determinada situación (el metro, en plena calle, en el trabajo…). Posteriormente, para evitar que se repita, el agorafóbico deja de frecuentar el lugar en cuestión y desarrolla ansiedad ante tal posibilidad.
Con el tiempo, es posible que la persona comience a generalizar su miedo a otras situaciones hasta que su vida va tornándose cada vez más limitada, generando miedo y conductas de evitación hacia lugares públicos y a estar fuera de casa, basado en la anticipación de experimentar niveles elevados de ansiedad o ataques de pánico y limitando su vida a su casa o espacio seguro.
Junto a las situaciones agorafóbicas típicas, los pacientes también pueden evitar otras asociadas con pánico o ansiedad, ya sea por experiencias previas o por las sensaciones temidas que producen. Ejemplos son tomar baños calientes o saunas, acudir a clases de gimnasia, hacer ejercicio intenso, permanecer en ambientes calurosos y cargados, montar en las atracciones de feria o ver películas dramáticas o de terror, entre otros.
El miedo y la evitación a las situaciones agorafóbicas son influidos por múltiples factores: distancia desde casa, compañía, cercanía a un lugar o zona de seguridad (hospital o salida de un sitio), número de personas presentes, eventos estresantes, preocupaciones, fatiga y enfermedades, estado emocional (el enfado puede reducir la conducta de evitación, mientras que la depresión la aumenta), anticipación de una situación temida, cambios hormonales, toma de alcohol, fármacos o drogas, tiempo atmosférico, tipo e intensidad de luz, etc. Todos estos factores influyen en las sensaciones corporales experimentadas, de modo que cuantas más sensaciones temidas aparezcan, más miedo y evitación se experimentará.
La realidad virtual resulta ser una buena alternativa respecto a técnicas tradicionales de exposición para el tratamiento de la agorafobia. A diferencia de la exposición en vivo, la realidad virtual permite estandarización y control sobre los parámetros de las sesiones de exposición. Además, es particularmente útil para repetir la exposición tantas veces como sea necesario.
De acuerdo con Bados (2006), los problemas de pánico y agorafobia son de los más frecuentes en la práctica clínica; concretamente, son los problemas de ansiedad por los que más se consulta y constituyen alrededor del 50-60% de los casos de fobia atendidos en la clínica (Bados, 2009).

  • Glosofobia; Miedo a hablar en público.

Escenas La oficina La audiencia
El miedo a hablar en público se ha convertido en uno de los problemas más habituales en la sociedad actual. De hecho, la gran mayoría de personas deberá hablar en público en algún momento de su vida, ya sea para expresar una opinión durante un curso, decir unas palabras durante una celebración, exponer un trabajo, dar una conferencia y un larguísimo etcétera.
En los actuales sistemas diagnósticos de los trastornos mentales, el miedo a hablar en público suele clasificarse como una fobia social. A pesar de ello, es importante destacar que sólo el 29% de los casos pueden ser diagnosticados como fobia social. En general, los datos actuales apuntan a que el 34% de la población puede tener problemas de ansiedad al enfrentarse a un público. Estos datos son importantes, no solamente por la elevada prevalencia, sino por las consecuencias negativas que puede tener sobre el futuro académico o profesional de quien la sufre.
Entre los temores más habituales se encuentran: el hecho de ser observado, temor a sentir ansiedad (y, en ocasiones, llegar a sufrir un ataque de pánico), miedo a no saber comportarse de un modo adecuado o competente, miedo a manifestar síntomas de ansiedad que puedan ser vistos por los demás y/o que interfieran en el discurso, miedo a no llegar a las metas autoimpuestas, temor a la crítica y a la evaluación negativa por parte del público y temor al rechazo.
Habitualmente, estos temores conducen a una elevada activación fisiológica (por ej.: taquicardia, sudoración, etc.) y a la aparición de un gran variedad de pensamientos negativos. Se trata de una sintomatología que impide a la persona concentrarse en la tarea, con lo que los resultados suelen ser muy poco satisfactorios. En este momento la persona entra en un círculo vicioso: una elevada ansiedad conduce a un pobre rendimiento, un pobre rendimiento conduce a un aumento de la ansiedad, etc.
Se hace necesario, por tanto, empezar un proceso terapéutico que permita al paciente salir de este círculo vicioso. El tratamiento de elección suele basarse en las técnicas de exposición combinadas con técnicas de relajación, reestructuración cognitiva y, en ciertos casos, entrenamiento de habilidades de hablar en público. A pesar de ello, suele ser complicado llevar a cabo sesiones de exposición en vivo en el caso del miedo a hablar en público (por ejemplo, resulta difícil disponer de un espacio adecuado y una audiencia concreta, controlar el tipo de reacciones que debe adoptar la audiencia, de graduar las situaciones, algunas de las cuales dependen de factores ajenos al terapeuta, etc).

  • Amaxofobia; Miedo a Conducir

Escenas: conducir en la carretera y conducir en ciudad.
En el actual sistema de clasificación de los trastornos mentales se define la fobia a conducir como un tipo situacional dentro de las fobias específicas. Se caracteriza por un miedo intenso y persistente a conducir que incrementa ante la anticipación o la exposición a los estímulos de la conducción. Estudios recientes estiman que la prevalencia de la fobia a conducir es del 4% de la población, aunque el porcentaje de personas con algún tipo de miedo relacionado con la conducción aumenta hasta el 22%. Los síntomas provocan un malestar significativo y serias interferencias con la vida cotidiana.
Hay una serie de variables que influyen en la intensidad de la reacción emocional. Las más importantes son: lugar de conducción, características de la carretera, velocidad, condiciones atmosféricas, densidad del tráfico, distancia a recorrer, momento del día, conducir solo o acompañado, tipo de vehículo, etc.
La realidad virtual resulta ser una buena alternativa respecto a las técnicas tradicionales de exposición para el tratamiento de la fobia a conducir. A diferencia de la exposición en vivo, la realidad virtual permite estandarización y control sobre los parámetros de las sesiones de exposición. Además esta tecnología es particularmente útil para repetir la exposición tantas veces como sea necesario a situaciones que son impredecibles o de duración limitada. Y teniendo en cuenta que el tratamiento se lleva a cabo en la consulta del terapeuta, la realidad virtual elimina la posibilidad de sufrir un accidente.
 
 

  • Miedo a los Animales y Entomofobia; miedo a los insectos

Escenas; Arañas/cucarachas (Realidad Aumentada) y Araña (video)
La fobia a los insectos, o entomofobia, es clasificada en los actuales sistemas diagnósticos de los trastornos mentales como una fobia específica de subtipo animal. Hoy en día la fobia a los animales es un problema muy habitual y, de hecho, estudios recientes apuntan que sobre el 7.9% de la población ha presentado en algún momento de su vida este tipo de problema. La fobia a las cucarachas y a las arañas se sitúa entre los miedos más frecuentes.
Las personas con fobia a las cucarachas y/o arañas suelen evitar todas aquellas situaciones en las que creen que el animal temido puede aparecer, lo que puede conducir a serias repercusiones en su vida familiar, social o laboral. En caso de no poder evitar la situación, experimentan niveles de ansiedad muy intensos. No es extraño que muestren respuestas de escape (salir corriendo) o parálisis. Una vez el animal ha desaparecido, continúan en estado de alerta y con una elevada activación emocional.
Entre los principales temores de las personas con fobia a las cucarachas y arañas destacan los movimientos repentinos del animal, su apariencia física o los sonidos que emiten. Otros factores que pueden modular la intensidad de la respuesta emocional son: la raza, el tamaño, la libertad de movimientos del animal, la distancia a la que se encuentra o el hecho de estar acompañado de otra persona. Ahora bien, es importante destacar que no únicamente aparece una intensa reacción de miedo ante la posibilidad de que el animal se acerque y llegue a picar, sino que la entomofobia también se caracteriza por una fuerte sensación de asco o repugnancia.
En estos casos, el tratamiento de elección se basa en el uso de técnicas de exposición, cuya tasa de éxito se sitúa alrededor del 90%. A pesar de ello, resulta muy complicado llevar a cabo sesiones de exposición en vivo debidamente graduadas debido a la dificultad de controlar las reacciones de los insectos, crear situaciones específicas (ej.: matar una cucaracha), conseguir ciertas especies, etc. Más allá de la dificultad que supone disponer de animales en la propia consulta, la mayoría de pacientes se niega a realizar tareas de exposición en vivo.
Una poderosa alternativa, surgida a lo largo de los últimos años, consiste en utilizar estrategias de exposición basadas en el uso de la Realidad Aumentada (RA). En general, se trata de una tecnología que permite combinar el mundo real con objetos digitales, con lo que resulta sencillo mostrar objetos tridimensionales superpuestos a situaciones reales. En el caso de las fobias a animales, la RA permite presentar de forma controlada y segura distintas especies en el propio entorno del paciente (por ej.: la consulta del terapeuta). Ello facilita la construcción de sesiones de exposición sistemáticas, graduales y adaptadas a las necesidades de cada paciente.
 
MÓDULO 2 de Realidad virtual: Superar la ansiedad generalizada
 
La Realidad Virtual nos permite monitorizar la ansiedad del  paciente a tiempo real con Biofeedback cuando interactúa en entornos sugestivos para trabajar la exposición cognitiva para controlar los pensamientos intrusivos
El objetivo principal del tratamiento para el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es conseguir la remisión completa y prolongada de los síntomas, así como la restauración del nivel de funcionamiento presintomático (Dilbaz, Cavus Y Darcin, 2011). Sin embargo, no todos los pacientes responden al tratamiento que se emplea habitualmente: la terapia cognitivo-conductual. Usualmente, ésta terapia se combina con entrenamiento en técnicas de relajación y/o tratamiento farmacológico.
El tratamiento aplicando la Realidad Virtual (RV) resulta ser una buena alternativa para los pacientes con TAG, sobre todo por lo que respecta a la relajación, ya que facilita el aprendizaje y el proceso de relajación, lo cual es particularmente complicado en personas con una tensión crónicamente elevada como en el caso de este trastorno. Psious cuenta con dos entornos virtuales especialmente diseñados para el tratamiento del TAG: una casa y el metro. Usando estos entornos, se podrá llevar a cabo la terapia de exposición con el fin de conseguir una remisión en la sintomatología provocada por el TAG.
Escenas:
Preocupación por bebés e hijos por familiares por enfermedad en el metro
 

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