La privación del sueño, un problema que no ha hecho más que empeorar en los últimos años, hace referencia a la disminución de la cantidad de
horas necesarias (voluntaria o involuntariamente) que nuestro organismo necesita para sentirse reparado a nivel físico y mental, siendo en adultos en torno a siete horas de sueño por noche (existiendo variantes de la normalidad como los dormidores cortos, menos de 6 horas y los dormidores largos más de 10 horas).
Una persona diagnosticada de insomnio, por mucho que pudiera dormir más horas, por ejemplo, el fin de semana, no consigue dormirlas, mientras que la persona diagnosticada de síndrome de sueño insuficiente no tendrá dificultad en prolongar más horas en los días no laborables.
Múltiples factores pueden contribuir a la privación del sueño, incluida la mala higiene del sueño, por ejemplo, quedarse despierto hasta tarde para ver una serie de televisión, pero también otros trastornos del sueño y/o afecciones médicas.
Los estimulantes como la cafeína también pueden enmascarar los síntomas de la falta de sueño, por lo que es importante antes de iniciar cualquier medida terapéutica disminuir o abstenerse del consumo de dichas sustancias que pueden provocar o agravar el insomnio.
Las obligaciones laborales son otro contribuyente común a la privación del sueño. Es posible que las personas pluriempleadas o con horarios extendidos no tengan suficiente tiempo para dormir lo necesario.
Los trabajadores por turnos sobre todo los de turno de noche también pueden presentar dificultades para dormir los días posteriores al turno conllevando a una cronificación, de su insomnio.
● Durmientes cortos naturales: así se le llama a un pequeño grupo de personas con ciertas variaciones genéticas que pueden ser hereditarias, que les reduce su necesidad biológica de dormir, tiende a dormir seis horas o menos por noche incluso cuando tiene más tiempo disponible para dormir.
Se despierta renovado, lleno de energía y, sobre todo, sin complicaciones de salud por dormir menos, por lo que no necesitará ningún tratamiento específico para revertir su condición de dormidor corto.
● Tiempo en cama excesivo: si no experimentamos somnolencia durante el día, no podremos diagnosticar un insomnio como tal, por mucho que estemos más tiempo despiertos en la cama del deseado.
Podría ser señal que estamos dedicándole al sueño más tiempo del necesario, por lo que el sueño puede ser inconsistente, aunque durante el día nos sintamos sin afectación. En este caso deberíamos reducir el tiempo en la cama hasta pasar un 80% del tiempo en cama durmiendo.
● Insomnio paradójico: también conocido como percepción errónea del estado del sueño, ocurre cuando una persona siente que su sueño está muy perturbado pero ninguna otra evidencia confirma la presencia de dificultades para dormir.
Las personas con insomnio paradójico pueden subestimar en gran medida cuánto duermen realmente.